Palabras quedan en
el aire como quién no quiere hablar mas. Damos la espalda a la realidad pues no
es posible asimilar…hay que seguir nuestro camino.
Caminando bajo el
gris cielo de Lima, pequeñas gotas de llovizna empiezan a caer sobre mi. Se
camuflan mis lagrimas al verte ir, apresuradamente limpio las marcas de rímel
porque se supone que "no" me duele.
Alejado lo
suficiente de mí, intento reconocer lo que fuimos y lo que ya no podemos ser.
¿Ese de ahí eras tu?, las perspectivas hacia el amor varían. La neblina de
Miraflores me confunde y desde lejos corro hacia lo que parecía una ilusión. Es
como si persiguiera estrellas, las puedo seguir pero nunca las podré alcanzar.
Sentí que todo se
iba conmigo, que las nubes lloraban y las gotas que caían eran lágrimas de
amor. Me detengo en seco y me miro en el reflejo de las consecuencias. Mi
corazón latía en un ritmo diferente a nuestra sintonía y tu no bailabas al
compás de mi música.
Pateando piedras en
el camino a casa. El día oscurece al igual que mis emociones. Me siento en la
mesa de la terraza con una taza de té ,añorando aquellos momentos en los que en
esa terraza te mostraba la luna, que nos iluminaba el camino hacia la felicidad,
pero la luna se fue y ahora no nos basta sonreír.
Le grito al eco de
mis emociones y espero una sonrisa a cambio de la nada que recibe como truenos
mis sentimientos. Pero estaba equivocada. Estaba sola. Estaba equivocada y
sola…y yo que pretendía entenderlo todo.
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