Tengo una amiga, que toda la vida pensé que era una cajita de cristal. La hada madrina feliz de el cuento de Cenicienta. La princesa reprimida. Pues al final, el zapatito de cristal se salió. No digo que fue porque se cayó en las escaleras. Pienso que fue ella quien tiro el zapato. Caminando descalza regresando a su casa, me vio o mas bien, la vi. Me acuse de ciega, de inútil y de las cosas mas feas posibles. Cenicienta me dio la mano, incluso al verme moribunda, ella me ilumino con el brillo de sus ojos color miel. Me escucho y la escuche, quien iba a pensar que Cenicienta y la sirvienta serian tan iguales. Las dos tenían las mismas heridas, unas mas grandes que otras pero con la misma profundidad. Antes ella me odiaba, o eso se decía por la aldea…no creo que lo siga haciendo. Por mi, finalmente encontré alguien que me entienda, alguien que me escuche, alguien que escuche todas las cosas sin sentido que mis cuerdas vocales digan. Esta renovada amistad, me a alegrado en algo. Le puedo contar todo sin que me diga como todos: "estas loca!" o esas cosas que me hieren pero se supone que son para "hacerme sentir mejor". Ella me puede decir "si se" o un "te entiendo" y me siento escuchada. Siento que tengo una muy buena amiga. Que raro de nuevo…mi mejor amiga se alejo y encontré a una princesa. Juntas, estaremos en búsqueda de nuevos caminos, nuevos príncipes y nuevos amores…solo si ella quiere. Solo si ella quiere empezar una gran amistad. SOLO SI…no presiono (creo).
Y espero ( o esperamos) que el carruaje nunca vuelva a ser una calabaza.
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