Descansa

No quiere decir que lo sienta y tampoco lo sabrán. Labios sellados quedan al ver que uno quiso callar. Maldita sea aquel día en el que las tristes memorias despertaron a mi lado, luego de un beso que terminó al abrirle los ojos a la realidad.

Todo volvía, menos él. Tardes grises iluminaban mi desabrida habitación, mientras que yo, de mala gana, eliminaba cualquier rastro del asesinato.

No tenia opción, no me quedaba otra solución. Conseguí alcanzar la cuchilla justo a tiempo y con un corte profundo el corazón, morí. O al menos eso intentaba.

Murió mi recuerdo, el recuerdo de su perfume embriagante al besarle el cuello, cesaron las lagrimas y todo se quedo suspendido en la nada y ahora el quedo tallado en mi tumba, pero no basta alegría sin el sonido de su risa. Se volvió la prosa de mis versos.